lunes, 28 de enero de 2008

Rupanco...








Hace una semana y unos días que regresé de mi viaje al Lago Rupanco… Venía absolutamente zen y a los dos días, al ir al centro, fue como una especie de colapso nervioso… Todo iba 500 veces más rápido que yo y no entendía nada… Hoy ya estoy en la maquina una vez más, pero a pesar de todo, me siento distinto y con una tranquilidad que me tiene más que feliz… Nada… No sabría como explicarlo, pero al parecer este fue uno de esos viajes fundamentales en los que uno no es la misma persona que como al inicio y así me siento hoy… Distinto…

Todo iba mal cuando supe que mi destino a Conguillío era imposible, ya que el volcán Llaima hacía erupción dos días antes de partir… Mierda… Que chucha cresta madre hago… Todo daba lo mismo, había que ir a algún lugar y mi sorpresa fue grande al escuchar que el nuevo destino era el Lago Rupanco… Mi bello y familiar Rupanco… Uno de los lugares más hermosos que he conocido y esos paisajes familiares que no me canso de verlos una y otra vez…

Por cosas del destino y el universo tuve que partir un día antes que los demás… El 3… Ese tres de Enero en el que debía cerrar un ciclo y los números y las circunstancias estuvieron de mi lado… Partí ese día 3 con un amigo, una carpa, saco de dormir, una muda de ropa y todos los cigarros que debía fumar en mi viaje… Con un poco de susto… de idiota…

Al despertar a la mañana siguiente ya estaba rodeado de esos paisajes sureños… Me dolía la guata de la alegría… La satisfacción fue cada mayor al ir apareciendo todos esos bellos lugares, el lago primero, luego el islote, el salto del calzoncillo y así… Seguí feliz, como un cabro chico, como de regreso a un lugar en el que me siento protegido…

Nada…

Fui muy feliz… Los niños, mis amigos, el paisaje, los recuerdos, las fogatas, la lluvia que duro siete días, el hambre, el frío, el cansancio, la suciedad, mi herida en el pulgar, el trasnoche, las amanecidas, la tradición, la magia, la reflexión, los sueños, el anochecer y el amanecer de un viaje del que volví pleno… El agua del lago Rupanco otra vez me transformó y no pude haber sido más feliz en esos 18 días en los que el resto del mundo no existió… Y los problemas que se presentaban eran tan solucionables que nada malo podía ocurrir… Una buena estrella preciosa que hizo que todo sucediese bien…

Fue un regreso al hogar… De regreso a ese lugar en donde la gente pasa, pero la esencia es la misma… El humor, el amor, la fraternidad, la amistad… Nada puedo decir, las palabras no podrían siquiera acercarse a la experiencia… Sólo puedo decir que, en esos momentos de lluvia y risas o de fuego encendido y la guitarra y las mismas canciones de hace cinco años atrás, o esa comida con gusto a quemado y esas estrellas que siempre están ahí son las cosas que me hacen sentir minúsculo, humilde y postrado ante la belleza del universo…

jueves, 3 de enero de 2008

Retiro...











Me largo...

Hoy comienza mi viaje...

Necesito el agua del lago Rupanco en mi cuerpo...

Hacia el interior...

Hasta mi regreso...

Nib...