Señores Padres:
Me gustaría saber por que motivaciones ustedes tuvieron hijos. Si desde el principio los planificaron con todo el amor del mundo y esperaron y lo intentaron y con los ojos llenos de lágrimas o la boca llena de risa o la guata apretada por la emoción sintieron todo el amor en su interior por el nuevo ser que se gestaba dentro de una mujer, a la que amaba o a la que no, a la que amaría después o a la que dejaría de amar…
Si por casualidad, usted mamá, tuvo un parto amable, o difícil, o agotador, pero a pesar de todo cargo por tantos meses dentro suyo a una niña o un niño y lo vio nacer junto a su esposo, o su amante, o sencillamente sola. Si se lleno de júbilo al verlo salir al mundo. Si lloró y sufrió o terminó con una marca en su vientre que nunca se borrará por tal suceso. Si usted padre lo vio salir al mundo y lo amó apenas lo vio, si de pronto sintió que nada en el mundo podría con esa felicidad. Si se percató usted mismo de que era igual a usted, o se lo dijo su familia, o sus amigos, o la enfermera, o el cura, o el experto en primeros auxilios o quien sabe diablos lo acompañaba en ese momento y sintió como el orgullo se apoderaba de usted…
Si al ver crecer a su hijo o hija trató de estar a su lado. De seguir cada paso, o no estar tan cerca y preocuparse de él a la distancia, o de su educación, de su afectividad, de su bondad, de su alma, de su formación o de la que era su prioridad para con su hijo. Si lloró y se alegró por su hija, si la fue a ver bailar, actuar, cantar, recitar, deletrear, pintar o que sabe que actividad hacía y a usted lo llenaba de orgullo. Si fue a los partidos de su hijo, o le hizo una casita de muñecas a su hija, o si le enseñó algo importante, si le contó un cuento, si lo apoyó y le dio todo lo que podía…
Si usted se sentía un buen padre o madre y se interesaba por su hijo, le contaba de los logros a sus amigos y amigas y soñaba con su porvenir. Si se llenaba la boca diciendo que lo único que quería es que fuese feliz, que la vida le de lo mejor, o si por el contrario fue estricto por su bien o le prohibió y se ganó el portazo o el que le dejaran de hablar un mes por la supuesta protección de su hermoso o hermosa criatura…
Si se sacó la mierda por su educación y trabajó horas extras, o tenía la casa impecable o ahorró para una mejor casa, una mejor vida o si sencillamente no pudo, pero nunca faltó nada en su casa y si faltó su prioridad era su hijo o hija. Y no podía dormir y se desvelaba por encontrar soluciones. Si se postergó, si hizo todo eso y su hijo era su centro…
Y de pronto descubre que su hijo o hija es homosexual…
Si lo margina, lo hecha, lo maltrata, lo golpea, le quita su palabra, lo injuria, lo denigra, lo avergüenza y lo olvida. O si usted se siente avergonzado, frustrado, atacado, decepcionado o furioso…
Déjeme decirle algo…
Usted es un ignorante, que sólo piensa en usted. Que tiene miedo del que dirán, que tiene miedo de que sus expectativas acerca de su hijo o hija se destruyan en un segundo. Que todo el amor que le dio no era más que amor a usted mismo, que todas las veces que se tapaba la boca no era nada más que para satisfacer su ego, para demostrar que podía ser buen padre, al mundo, a sus padres, a sus amigos. Para ser mejor mamá que la idiota de su amiga o ser mejor padre que el tarado de su colega. Para sentir que hacía su aporte al mundo, que algo tenía que entregar, que de alguna manera tenía que trascender. Usted es un egoísta, que no tiene empatía, que tiene miedos, frustraciones o sinceramente es un patán, insisto, absolutamente ignorante.
Ame de verdad, entréguese, como en el inicio, porque su hijo o hija sigue siendo igual. Sigue queriéndolo y, si, necesita de usted para poder seguir siendo el ser íntegro que usted soñó de él…
jueves, 6 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)