Hoy llegué a mi casa un poco mojado por la lluvia. Acababa de despedirme del Claudio esperando el colectivo y en el camino venía con un pensamiento. En su casa me siento sumamente acogido. Nada que decir al respecto. Llegué a mi casa y vi una película, me comí un pan y me metí a la ducha. Necesitaba una ducha caliente. El agua me tranquiliza. Me hace sentir mejor. Estaba intranquilo. Había algo que me molestaba.
No me puedo quejar. La vida ha sido absolutamente generosa conmigo estos últimos días, estoy lleno de bendiciones y cada día más tranquilo. A pesar de eso, la semana que pasó no fue para nada tranquila.
Crisis.
Crisis por todas partes.
Y con un fin de semana de conclusión.
Hoy, lunes en la madrugada de esta nueva semana, me siento una persona nueva. Hubo una transmutación importante. Se cerraron muchos cabos y se ordenaron muchas cosas en mi mente, alma y corazón. Esta semana se caracterizó por lo ruda que fue, ya que todos los encuentros que tuve con gente influyente y/o importante en mi vida, fueron violentos desde algún lugar. Por otra parte, por las circunstancias, tuve que ver a mucha gente que no veía hace mucho tiempo.
El resultado:
La incomodidad que sentía hoy al llegar a mi casa.
Pensaba desde el punto de vista de mi experiencia de esta semana, el como las relaciones con la gente se van modificando y generando distintos grados de pertenencia. Los que pasaron, los que van pasando, los que van entrando y los que se quedan en tu vida. Este proceso, a mi gusto, es natural y absolutamente necesario. Este año se ha caracterizado por la gente nueva que ha entrado a este periodo de mi vida. Gente a la que estoy queriendo. Gente que me está modificando. Nada. Las relaciones en mi vida cambiaron y se están haciendo los enrroques de rigor.
El Lalo me prestó un libro de un ensayista chileno en el que habla de la obra de Kafka y tiene una definición acerca de la mala conciencia que dice así: “En esencia, la mala conciencia es tanto la conciencia de culpa como la confesión que el individuo se hace a sí mismo de su propia esterilidad “inherente”… Decimos que la mala conciencia es represión internalizada: la conciencia culpable que el sujeto se hace de sí mismo… Mientras el resentimiento es la acusación hacia fuera, la mala conciencia lo es hacia adentro. Es el paso de “la culpa es tuya” a “la culpa es mía”.
El señor ensayista se refiere a este concepto desde lo que generan las sociedades represivas para anular al individuo. Yo, trato de llevarlo a la convivencia. Cito este fragmento sólo para referirme a la conciencia de la culpa y de la manera en que ésta se manifiesta constantemente en las relaciones humanas. Siendo más especifico, en como la culpa se puede asumir en estas relaciones humanas.
A mi gusto, los chilenos tenemos una mala costumbre en la manera de relacionarnos desde el afecto. Hay un afán de hacer sentir culpable a las personas cuando están ausentes. Si uno no va al cumpleaños del amigo, este se siente, si a uno no lo invitan, también. Hay un afán de trascender en las relaciones. De concretar el cariño a la presencia. Y creo que entender que la pertenencia a un lugar o a un grupo de gente es algo tan duradero como lo que tiene que ser, y que el salir de la vida de las personas es sólo para encontrarse con otras. Otras que generarán otros espacios de aprendizaje.
El sábado era el cumpleaños de mi papá y hoy se reuniría conmigo y mis hermanos para almorzar. Yo no fui. Preferí almorzar con Claudio y su familia. Hoy sentí que, de una u otra manera, pertenecía a ese lugar esta tarde. Durante toda la semana fui sintiendo eso. Con los que a pesar de no vernos sigo queriendo igual, con los que al verlos ya no me pasa nada o muy poco y con los que, a pesar del poco tiempo, siento gusto al ver. Y me di cuenta que no quiero relaciones en base a la culpa del estar o no estar, ya que el cariño trasciende los espacios y el tiempo.
Ya resuelta mí molestia puedo irme a la cama en paz, ya que, a pesar de no haber ido al cumpleaños de mi Padre, esta tarde fue maravillosa y puedo descansar sin culpa…
Sin ninguna culpa…
lunes, 28 de abril de 2008
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