sábado, 23 de febrero de 2008

La familia de mi madre...

La familia del lado de mi madre es especial. Si la comparo con la de mi padre son absolutamente distintos. El lado Maturana es culto y reflexivo y lleno de carencias afectivas. Por otra parte el familión de mi madre es absolutamente distinto, son más del pueblo y más simples, pero mucho más afectivos y aclanados.

Independiente de cualquier diferencia entre la familia de mi mamá y la de mi papá, las cuales dan lo mismo porque adoro a ambas, no puedo dejar de notar el matriarcado de la familia de mi madre. La historia es algo así por lo que tengo entendido.

Mi bisabuelo político Roberto se casa con mi bisabuela Raquel. Mi bisabuela antes del señor Roberto tenía tres hijas. Mi tía Abuela Norma, mi tía abuela Hilda y mi abuela Raquel. Aparte tenía un hijo, mi tío Pancho. Luego tuvo cuatro hijos más con mi abuelo Roberto. Ociel, Jaime, Lalo y Ninfa. Esa fractura de padres distintos le da color a mi familia. Por un lado, mis tíos por parte del caballero del que nunca se habla y que es mi real bisabuelo, y que murió cuando mis tíos eran muy pequeños, son gente de familia y hogareños. Sencillos y trabajadores como buena gente del norte. Los del lado de mi abuelo Roberto, comunistas y artistas. La mayoría exiliados en Suecia. Varios han muerto ya y muchos de mis tíos poca referencia tengo.

El asunto es que mi abuelo Roberto con toda la prole de hijos se los llevaba a veranear a Caleta Buena. Lugar del cual escribo este escrito en estos momentos y que subiré al llegar a Santiago. Caleta Buena es una caleta de pescadores en la cual habrán unas cincuenta casas, no hay luz (Todo se ilumina con motores y hace unos pocos años sólo con velas), el agua la trae un camión y hay que estar atentos a que no se pase, ya que o si no nos dormimos salados y bueno, la playa y el desierto en un bello lugar a media hora de Tocopilla hacia el sur.

Nada…

Caleta Buena tiene la particularidad de haber reunido a toda la familia desde ese tiempo y por supuesto además de las relaciones entre hermanos, se generaron muy buenas relaciones entre primos. Cada vez que llego a este lugar conozco a algún familiar que no conocía. Me reencuentro con mis primos más cercanos y con mis tías abuelas. Mi abuela murió.

Un solo hombre se encarga de todo en la casa de mi tía Norma. Mi tío Manuel es un hombre de mar. Conoce la playa y el mar y todo lo que sale y entra en él y se desenvuelve en este aspecto como el buen capitán de barco que es. Ya viejo se encarga de todo lo referente a dirigir la casa.

Independiente de mi tío están todas esas mujeres locas y divertidas que son mis tías abuelas y mis tías y mi madre. Mi abuela murió, por lo tanto nosotros tenemos un terreno al lado de la casa de mi tía Norma y mi tía Hilda, que es una sola casa grande partida por la mitad, pero no tenemos casa. Mi tía Norma siempre llora cuando se habla de mi abuela y nada. Las mujeres de la familia son las que le dan el color al asunto. Agresivas, guerreras, peleadoras, fieles y cercanas. Todas con tragedias, todas viven muchos años o mueren muy jóvenes. Todas bellas, gordas, rebosantes de amor.

En mi familia ha habido cuatro Raquel. Mi bisabuela, mi abuela, mi madre y una tía en primer grado. Mi bisabuela murió después que mi abuela, cuando era niño jugaba a las cartas conmigo y yo le agarraba la piel flácida que le caía por la edad, ese es un recuerdo de los más uterinos que tengo… nunca he perdido esa sensación. Mi tía Raquel murió hace pocos años de cáncer, mi abuela murió de un derrame cerebral cuando tenía un año y la única que aun queda es mi madre a la cual, según lo que yo pienso, ha vivido como una mártir la responsabilidad de ser una Raquel en mi familia.

Hoy estoy acá rodeado prácticamente de mujeres y entre su vejez, sus crisis de pánico, sus enfermedades y sus mañas no dejan de refugiarse, como en el inicio, en Caleta Buena. A pesar del dolor y las pérdidas de una familia más que numerosa no dejan de reír y de reunirse y jugar cartas y cocinar y pelar y mandarse a la mierda y llorar y amarse de nuevo. Hoy las veo y las amo yo. Me dan fuerza. Mujeres sencillas y llenas de fuerza y alegría de vivir. Veo a mis primas chicas locas, a mi madre loca, a mi gente cagada del mate y sonrío. Me veo reflejado, veo mi historia, entiendo cosas, de ellos y de mi y la veo crecer verano a verano.

Ya ahora en Santiago y terminando este relato no puedo pensar en nada más que en sus vidas y la historia sacada de un libro. Mi familia no es perfecta, pero todos esos veranos en la playa y la historia que se descubre con cada presencia en ese lugar. Me llenan de amor, me dan fuerza, me cuestionan, me hacen más grande y menos tonto…

4 comentarios:

Carla Paloma dijo...

Que linda tu familia. Grande. Me encantan las familias así, sobre todo en los veranos. Justo hoy almorcé con mi abuela que ya está vieja y nunca voy a visitar.

Me gusta el nombre Raquel.

Nibi, veámonos pronto, esta semana que viene podría ser, para que hablemos. Te traje un regalito boliviano y quiero pasártelo.

Te amo y te extraño.

Alvaro Mangiacavalo dijo...

Hola!

veámonos esta seana po'!!! i miss you! le mandé un mensaje a la karla Güittner y no me contestó la culiá. Comunícate con ella para que la vamos a ver en patota.

beso!


(no leí tu texto porque estoy de paso, lo leeré luego)

Anónimo dijo...

Hola migo...

paso a dejarte una abrazo....

y weno ....

hoy no lei mucho...

pero si ley lo de la otra vez...

pero parece que tu familia es tan grande que por eso escribiste tanto...

wajajajaa...

ya...weon...busca forma de postearme en el flog...

o te odiarè a muerte toda mi puta vida...

abrazos de cachorro para ti...

con cariño

GORDITO*MACHOTE

Alvaro Mangiacavalo dijo...

qué lindo. mi familia nunca fue así y no lo será.
me gustaría saber la historia de mi familia, en especial mi asendencia mapuche por parte materna y averiguar quién fue el extrangero que llegó y dejó el legado Hintuya; se dice que llegó un extrangero y que enmbarazó a una de mis requetecontra bis abuelas y se fue.